jueves, 19 de marzo de 2009

Convocarán a un plenario provincial de los afectados por los agroquímicos


Por Luis Emilio Blanco
Diario La Capital

San Jorge.— El amparo judicial solicitado por los vecinos de barrios linderos con la zona rural de esta ciudad y aprobado por el titular del Juzgado Civil, Comercial y Laboral 11, desencadenó una ola de adhesiones en organizaciones ambientalistas que luchan por la concientización sobre el uso racional de agrotóxicos. El caso, que fue reflejado en innumerables medios regionales y nacionales, marcó un antes y un después debido a que la resolución judicial sentará un precedente para los casos que —según anticipan los ambientalistas— "desatará un efecto cascada en gran cantidad de poblaciones comprendidas en la pampa sojera argentina".

Al mismo tiempo encendió una luz de alerta sobre los problemas que acarrea el uso indiscriminado de plaguicidas que, desde hace años, los ecologistas y afectados denuncian sin lograr soluciones de fondo. Además motoriza y renueva las energías de quienes trabajan en el tema hace tiempo preocupados por la salud de la población.

En ese sentido, el edil sanjorgense Esteban Roglich se propuso organizar un plenario provincial en el que confluyan autoridades comunales y provinciales, ambientalistas y vecinos afectados por la problemática "de todos los rincones de la provincia, para aunar criterios e iniciar un reclamo consolidado que incluya la modificación a la legislación vigente en la materia (ley de fitosanitarios 11.273)".

El edil remarcó que "se pedirá que se fijen y unifiquen criterios para regular distancias de exclusión de aspersión de químicos, que se revea la categorización de los productos usados, que se sistematicen los controles y que la legislación se oriente a priorizar la salud de la gente por sobre intereses económicos".

Recordó que comenzó a expresar oficialmente su posición en 2001, cuando presentó la primera norma para reglamentar la aplicación de fitosanitarios.

"Esa presentación no se aprobó, en 2004 elevamos una minuta de comunicación, donde denunciamos que se estaba fumigando en áreas pobladas con consecuencias serias para los vecinos. En octubre de 2008 habitantes de barrio Urquiza y La Loma (al norte de la ciudad) reclamaron ante el Concejo por las complicaciones que empezaron a padecer. Se fumigó con condiciones adversas que hicieron que el viento, de 35 kilómetros por hora y dirección norte, llevara hasta sus casas el veneno con el cual se trataba una plantación cercana", dijo el edil.

Roglich dijo que con las acciones de apoyo a vecinos "no se pretende ser alarmistas sino que se busca concientizar sobre la nocividad de los productos fitosanitarios para lograr que se fumigue con responsabilidad y donde corresponde. No estamos contra la soja, pero sí en contra de que las cosas no se hagan como corresponde", y renovó su invitación al plenario provincial cuya fecha y lugar aún no se determinó. Quienes deseen ir deberán comunicarse al teléfono 03406 442970 o por mail a estebanroglich@hotmail.com.

Testimonios. Quizás el caso más simbólico de lo que ocurre en barrio Urquiza y La Loma sea el de Viviana Peralta (32 años), mamá de Aylén de 20 meses y de otros cinco niños, quienes viven en el límite norte de la ciudad.

"Cuando mi bebé se enfermó en octubre de 2008, el neumonólogo me recomendó que cada vez que fumigaran nos fuéramos de casa. No podemos hacer eso, ellos son quienes no cumplen las reglas", dijo con serenidad. "Al día siguiente fuimos al municipio a quejarnos y no nos atendieron", agregó. Mientras la niña empezó a tener problemas respiratorios. Días después "volvieron a fumigar pese al viento norte. Les pedí que se detuvieran pero no me hicieron caso".

A horas, la beba debió ser atendida en el hospital, le suministraron corticoides y oxígeno. En el centro de salud no quisieron certificar que el problema se debió a la fumigación.Los problemas persistieron y la madre decidió consultar con un neumonólogo, quien le dijo que "en un ciento por ciento el problema era por la fumigación, pero que era imposible comprobarlo".

Patricia Junco, de 34 años, mamá de Alexis de 17 y de otros cuatro niños, contó que "al principio no nos dimos cuenta de que los problemas de salud de mi hijo tenían relación con las fumigaciones, hasta que notamos que cada vez que aplicaban químicos se enfermaba y que sus alergias se agravaban. El doctor dijo que la fumigación lo afectaba. Los dueños de campos deben hacer las cosas como corresponde. No estamos en su contra, sólo pedimos que sean conscientes y cumplan la ley. Deseamos que sepan que lo que manejan es veneno para todos, aun para ellos".

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