Por Ubaldo Mauro
Diario La Capital
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Desvío Arijón.— "Ellos saben que están en falta, algunos ya están revisando sus actitudes y han declarado que van a dejar de fumigar así", expresó a La Capital el músico Jeremías Chauque —hijo del cantante folclórico Rubén Patagonia—, quien debe enfrentar una denuncia penal por invasión de propiedad privada y amenazas.
Ello ocurre luego de haberse interpuesto junto a otros vecinos al paso de una máquina fumigadora en un campo de soja, propiedad del productor Horacio Cisneros, cercano a su vivienda, en esta localidad del departamento San Jerónimo ubicada a unos 40 kilómetros al sur de la capital provincial.
Chauque indicó: "Esta actitud, en realidad, se debió a que hace un par de meses que lo avisamos. La policía local viene, revisa la zona, se va y a los 10 minutos siguen fumigando con glifosato. En esto no estuve yo solo sino que lo hicimos con otros vecinos. Esto es zona rural y estamos rodeados de campos. Todo esto salió a la luz ya que al no tener ninguna respuesta decidimos ir con algunos vecinos y pararnos adelante de los "mosquitos" —máquinas terrestres fumigadoras— y con eso logramos que la gente empiece a hablar de esta situación".
Jeremías es un músico mapuche chubutense que trabaja junto a su padre, el cantante Rubén Patagonia. "Vine desde el sur, de Chubut, buscando un lugar tranquilo. Tengo dos hijos chicos, de uno y cuatro años, y cuando llegué acá hace 10, esto era todo huertas y frutillares y hoy estamos rodeados por la soja". El artista indicó luego: "Decidimos decir basta porque no tenemos defensa y no podemos contar con las autoridades. Pretendemos que se reglamente las fumigaciones y la comuna local va a comenzar a tratar el tema de una reglamentación.
Insisto que aquí no se trata de que yo estoy rodeado de soja, sino que lo está todo el pueblo".
Para graficar los daños que produce en las poblaciones vecinas a los campos el uso de herbicidas como el glifosato, Chauque indicó: "Yo sufrí problemas respiratorios y alérgicos que antes no tenía. Además recorrí la zona y sé que hubo casos de partos prematuros y hasta nenas de 6 o 7 años que ya han menstruado. Esto lo relevaló el hospital Samco local, para determinar exactamente en qué situación estamos. No es casual que hace un par de años esto no pasaba y hoy que se fumiga hallamos que en cada familia hay un caso", señaló el artista, quien por su acción se hizo acreedor a una causa penal por violación de propiedad privada y por amenazas agravadas por la que en días tendrá que ir a declarar.
Jeremías indicó que con su compañera decidió "dejar las grandes ciudades y venir a Desvío Arijón para estar en contacto con la tierra y para que los hijos tengan otro tipo de compromiso con el ambiente donde viven. Pero parece que lo único que tiene que sobrevivir es la soja y que se privilegia lo económico por sobre la vida". Luego, Chauque expresó su decisión de seguir adelante: "No vamos a dejar que se siga fumigando. Queremos decidir de qué forma vivir y de qué forma morir. De la provincia aún no vino nadie a hablar, pero ya estamos en contacto con distintas organizaciones ecologistas y de derechos humanos.
Recién ahora en la comuna se va a empezar a tratar la reglamentación sobre las fumigaciones en la zona y delimitar qué veneno se puede usar y a qué distancia".
http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2009/3/edicion_157/contenidos/noticia_5551.html
Sospechas en San Eduardo
San Eduardo.— Un porcentaje inusual de casos de infecciones urinarias se detectaron en esta comunidad y los conocidos en la materia no descartan que sea consecuencia del uso de agrotóxicos utilizados fundamentalmente en la soja.
Esa es al menos la sospecha del médico local Tomás Hintze, quien reconoce avances en esta localidad en ciertos aspectos sanitarios, aunque aclara que "todavía sigue siendo tierra de nadie, porque son muchos los que todavía siguen fumigando cerca del pueblo con el consabido riesgo que eso implica".
Esta pequeña localidad de algo más de mil habitantes está ubicada a 25 kilómetros de Venado Tuerto. En el año 2005 este diario publicó la inquietud de un grupo de vecinos que se alarmaron por la cantidad de casos de cáncer; muchos de ellos en personas jóvenes. Desde el 2000 hasta el 2005 más de 75 personas perdieron la vida a causa de esa enfermedad; una cifra que está por encima de la media provincial.
Ese 2005 las autoridades sanitarias locales relevaron a las casi mil personas que vivían en el pueblo. Esta investigación, surgida de una inquietud de la misma población, fue realizada por Hintze y la médica Margarita Stortini.
A partir de ese estudio vinieron otros, como el del suelo y las napas, por parte de la provincia. La conclusión fue que el agua, suministrada a través de bombeadores, estaba sumamente contaminada. Hoy, San Eduardo se abastece de agua para consumo humano tratada mediante ósmosis inversa.
Nunca se pudo comprobar si eso disparaba los porcentajes de cáncer en el pueblo, pero la intriga no desaparece entre sus habitantes, a pesar de que hoy no se vive el clima de psicosis de otros años.
Las sospechas siguen recayendo sobre los transformadores con PCB, los fumigadores terrestres y aéreos que pasan por el pueblo contaminando con productos agrotóxicos a la gente o las cerealeras que se encuentran dentro del ejido urbano.
Ahora, y como si el pueblo no tuviera respiro, aparecieron casos de infección urinaria que nuevamente despertaron las sospechas entre los pobladores y los profesionales. Hintze reconoció que no es normal la cantidad de casos que se da en personas de menos de 40 años. Y a su juicio, el fenómeno está "estrechamente relacionado con el uso de tóxicos utilizados en el campo. Y peor aún es el caso de los que lo usan en adyacencias de la población".
Es más, el profesional reveló que "todavía se sigue vertiendo los desechos de los fumigadores en una laguna cercana al pueblo (denominada Las Lágrimas) que obviamente contaminan esas aguas".
El uso de agroquímicos en cercanía de las poblaciones v a generando rechazos y denuncias en toda la provincia, y ya hay un fallo judicial que prohíbe esta práctica alrededor de la localidad de San Jorge.
Por Carlos Walter Barbarich
Diario La Capital
Diario La Capital
San Eduardo.— Un porcentaje inusual de casos de infecciones urinarias se detectaron en esta comunidad y los conocidos en la materia no descartan que sea consecuencia del uso de agrotóxicos utilizados fundamentalmente en la soja.
Esa es al menos la sospecha del médico local Tomás Hintze, quien reconoce avances en esta localidad en ciertos aspectos sanitarios, aunque aclara que "todavía sigue siendo tierra de nadie, porque son muchos los que todavía siguen fumigando cerca del pueblo con el consabido riesgo que eso implica".
Esta pequeña localidad de algo más de mil habitantes está ubicada a 25 kilómetros de Venado Tuerto. En el año 2005 este diario publicó la inquietud de un grupo de vecinos que se alarmaron por la cantidad de casos de cáncer; muchos de ellos en personas jóvenes. Desde el 2000 hasta el 2005 más de 75 personas perdieron la vida a causa de esa enfermedad; una cifra que está por encima de la media provincial.
Ese 2005 las autoridades sanitarias locales relevaron a las casi mil personas que vivían en el pueblo. Esta investigación, surgida de una inquietud de la misma población, fue realizada por Hintze y la médica Margarita Stortini.
A partir de ese estudio vinieron otros, como el del suelo y las napas, por parte de la provincia. La conclusión fue que el agua, suministrada a través de bombeadores, estaba sumamente contaminada. Hoy, San Eduardo se abastece de agua para consumo humano tratada mediante ósmosis inversa.
Nunca se pudo comprobar si eso disparaba los porcentajes de cáncer en el pueblo, pero la intriga no desaparece entre sus habitantes, a pesar de que hoy no se vive el clima de psicosis de otros años.
Las sospechas siguen recayendo sobre los transformadores con PCB, los fumigadores terrestres y aéreos que pasan por el pueblo contaminando con productos agrotóxicos a la gente o las cerealeras que se encuentran dentro del ejido urbano.
Ahora, y como si el pueblo no tuviera respiro, aparecieron casos de infección urinaria que nuevamente despertaron las sospechas entre los pobladores y los profesionales. Hintze reconoció que no es normal la cantidad de casos que se da en personas de menos de 40 años. Y a su juicio, el fenómeno está "estrechamente relacionado con el uso de tóxicos utilizados en el campo. Y peor aún es el caso de los que lo usan en adyacencias de la población".
Es más, el profesional reveló que "todavía se sigue vertiendo los desechos de los fumigadores en una laguna cercana al pueblo (denominada Las Lágrimas) que obviamente contaminan esas aguas".
El uso de agroquímicos en cercanía de las poblaciones v a generando rechazos y denuncias en toda la provincia, y ya hay un fallo judicial que prohíbe esta práctica alrededor de la localidad de San Jorge.
2 comentarios:
Al ver esta foto del mosquito perfectamente estacionado junto al cordón y en medio de los autos pensé que sólo faltaba el parquímetro y un ticket de estacionamiento en el parabrisas.
Parece gracioso pero en realidad es patético.
Esto me recordó una escena tragicómica que presencié el lunes 23/3/09 a las 13:00 hs. en nuestra zona (lamentablemente no llevaba la cámara conmigo): Iba por R9 hacia el oeste y en la salida de Roldán, en la frondosa arboleda antes de llegar al cementerio había estacionado un mosquito frente a un carrito de comidas. A escasos metro y medio del vehículo dos mesas ocupadas por personas (una de ellas con los operarios de la máquina), que engullían suculentas hamburguesas. Me imaginé al mozo preguntado "qué aderezo quieren: glifosato, endosulfan, cipermetrina...?
Si pensas seriamente lo que pasa en nuestra región, te dan escalofríos.
A ver si terminamos de fumigar a nuestros hermanos. Lo peor es que las enfermedades por glifosato recién ahora empiezan a verse. En la facultad de Agronomía de Zaballa, hasta hace dos años, todavía seguían enseñando que el glif es biodegradable y que se volatiliza cuando toca el piso. Por Dios. La república unida de Monsanto está agotando las reservas de agua y la salud de los campesinos.
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