Durante la madrugada del 2 de abril de 1982, la Argentina invadió las Islas Malvinas y le declaró la guerra a Gran Bretaña. Ese mismo día, miles de personas fueron hasta la Plaza de Mayo a ovacionar a Leopoldo Galtieri. Exultante por un patriotismo desmedido, la multitud aplaudió las soberbias palabras del militar: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.
Margaret Thatcher pasó a la ofensiva y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió que cesaran las ocupaciones y que ambos países se prestaran a la negociación. Mientras tanto, en la Argentina la gente donaba joyas y dinero y tejía ropa para los soldados.
El canal estatal ATC organizó un programa especial conducido durante un día completo por Cacho Fontana y Pinky llamado 24 horas por Malvinas. El programa era para recaudar fondos y, de paso, exaltar el espíritu patriótico de la audiencia. Decenas de famosos se juntaron a cantar el Himno Nacional y donaron objetos personales para los fondos. En representación de Maradona, Jorge Cyterszpiller entregó un cheque de cien millones de pesos de aquel entonces. Según el libro Estamos en el aire, que repasa minuciosamente la historia de la televisión argentina, aquel programa especial logró reunir algo más de un millón y medio de dólares.
Mientras tanto, la dictadura entendió al fútbol como un elemento indispensable para aumentar el patriotismo que proliferó en la mayoría de la población durante la guerra. La recaudación de algunos partidos amistosos que jugó la Selección fue destinada al Fondo Patriótico de Malvinas.
En las tribunas, se llegaron a quemar banderas inglesas y en las cercanías de los estadios se repartieron panfletos con un gaucho argentino (similar a la mascota del 78) pisando a un tigre con la camiseta inglesa. Cuando el equipo entraba en la cancha, la gente coreaba “el que no salta es un inglés” y los jugadores daban saltitos en la mitad de cancha. (…)
El 25 de abril, Gran Bretaña retomó las islas Georgias y estableció una zona de exclusión de 200 millas para delimitar la zona de combate. Sin embargo, el 2 de mayo el submarino inglés Conqueror hundió el crucero General Belgrano fuera de la zona de exclusión con 400 vidas argentinas que se perdieron en el mar. La derrota argentina era inevitable, a pesar de que el canal oficial ATC difundía información falsa.
El 11 de junio llegó al país el papa Juan Pablo II en busca de paz y dos días después la Argentina firmó la rendición en un buque inglés. El 14, una manifestación protestó en Plaza de Mayo porque no aceptaba la derrota y fue duramente reprimida por la Policía.
La Selección nacional llegó al Mundial representando a un país inmerso en la indignación y la tristeza, atravesando una profunda crisis económica y en el fin del período más oscuro y sangriento de su historia.
PERIODISMO NEGRO III
Durante la guerra, la revista Gente tituló en su tapa con la ya famosa frase “Estamos ganando”, mientras Alfredo Astiz les permitía el ingreso a las islas solo a los periodistas que respondían a los intereses de la dictadura. Las noticias y las fotografías eran chequeadas y amoldadas a conveniencia del Estado Mayor Conjunto, que también presionaba a los corresponsales extranjeros que trabajaban en el país. Además, entre otras restricciones, no estaba permitido informar sobre las bajas argentinas. Los medios se dedicaban entonces a ridiculizar la figura de Margaret Thatcher mediante fotografías trucadas y títulos explosivos.
El Gráfico cambió su tradicional logotipo rojo y blanco por otro con los colores de la bandera argentina y donó mil ejemplares para los soldados en guerra. “Junto a cada revista vamos todos nosotros. Un abrazo, hermanos argentinos”, decía una de las editoriales. Cuando la derrota fue un hecho consumado, la misma editorial escribió: “La vida continúa. Falta ahora que nuestro cielo y nuestro mar se limpien de avasallantes intrusos vestidos de soberbia y sinrazón”. Por su parte, el semanario Somos tituló pocos días después de la invasión del 2 de abril: “Ganamos. ¿Y ahora qué?”.
Buena parte del periodismo cuestionó la presencia del equipo argentino en el Mundial mientras su país se encontraba en guerra. “Lo hemos conversado mucho con los muchachos y lo que podemos aportar desde allá es jugar lo mejor posible para alegrar a nuestros soldados”, dijo Maradona.
A pesar de las críticas, el 28 de mayo la Argentina viajó a España y se alojó en la bella ciudad de Alicante. El día del arribo, Menotti dio una conferencia de prensa sólo para medios extranjeros y cuando se le preguntó por la guerra en Malvinas, dijo que estaba orgulloso de que en su país “se presente una unidad nacional” y que “por primera vez se plantee una lucha abierta contra el colonialismo y el imperialismo que ha sojuzgado permanentemente a la América latina”.
También, en otras declaraciones, Menotti afirmó que “desde nuestro humilde puesto debemos intentar darle al mundo a través del fútbol, una imagen cabal de lo que somos”.
En el vuelo hacia España, periodistas de El Gráfico le entregaron a Maradona una carta escrita por un soldado argentino en Malvinas. La revista publicó la carta y la foto de Maradona leyéndola.
(extracto del libro “Vivir en los medios. Maradona off the record”, Marea, 2006)
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