General Motors vista desde adentro
Cartas de Lectores - Diario La Capital
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Somos una gran familia, fueron las primeras palabras que escuche allí por el 98 cuando ingresé a trabajar a General Motors.
Y como toda familia, tiene sus problemas, contradicciones, desilusiones, tristezas, llanto, depresión y por qué no también, alegrías, divertimentos, premios.
Claro está que en una gran familia a ningún integrante de ella se le ocurriría expulsar de su hogar a algún hijo o a su esposa, o a su esposo, tan sólo porque la economía del hogar no está del todo bien. Como buena familia bien constituida se sientan a dialogar y resolver los problemas, como mejor se pueda, repartiendo el pan de cada día en partes iguales.
Pero vamos a la realidad, y a mi experiencia vivida. General Motors Argentina nació, creció y prosperó gracias a cada uno de sus trabajadores. Sin ellos no son nada, ellos son los que cada día amanecen temprano, luchan, se esfuerzan y compiten de igual a igual con cualquier mano de obra calificada del mundo.
El problema no es la crisis, ni las exportaciones, ni la caída de las ventas; el problema real se llama escoba. Con ella se barre, se limpia y se arroja la basura. Y la escoba comenzó a barrer, me refiero, al más viejo, al que tiene problemas de rodilla, de hombro, hernia de disco, síndrome de túnel carpiano, de cintura, etcétera. Pero lo que es peor, la gran escoba barre a aquel que, según dicen ellos, no tiene compromiso con la empresa, que consiste en jornadas de diez, once y hasta doce horas.
Entonces barremos, limpiamos, y es ahí donde empieza a actuar relaciones industriales con sus tentadoras ofertar de retiros voluntarios, y sus nuevas incorporaciones, más jóvenes, más vulnerables y a los que se les empieza diciendo: "General Motors de Argentina es una gran familia". Mis más sinceros respetos a todos los trabajadores de la planta de un ex compañero de línea.
Enrique Zanotti, DNI 17.148.636
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