Acabo de terminar de ver el documental producido por Leonardo Di Caprio en 2007, acerca de la crísis del planeta tierra. La película se llama "The 11th Hour" (la onceava hora ó la última hora, como prefieran). Se las recomiendo.
La película continua con la problemática tratada por el ex vicepresidente de EEUU Al Gore en su también recomendable documental "An Inconvenient Truth" (La Verdad Incómoda, ver sitio acá), sobre los efectos del calentamiento global, producto de la acción irresponsable del ser humano en la tierra.
“Es nuestra generación la que puede cambiar el mundo... para siempre.” La leyenda, que puede leerse en el afiche en español del documental La última hora, protagonizado y producido por el mismísimo Leonardo Di Caprio, es un buen resumen de intenciones: interpelar a un cambio de actitud de los ciudadanos –especialmente de los estadounidenses– respecto de usos de la energía, el consumo y la forma de relacionarse con la naturaleza en general.
La película está profusamente sembrada de valiosas declaraciones de científicos, escritores y ambientalistas (entre ellos Mijail Gorbachov y Stephen Hawking), y de miembros de comunidades indígenas. Se puede dividir claramente en tres partes. La primera relata la situación ambiental actual y está condimentada con imágenes de catástrofes naturales de los últimos tiempos, con el huracán Katrina a la cabeza.
La película está profusamente sembrada de valiosas declaraciones de científicos, escritores y ambientalistas (entre ellos Mijail Gorbachov y Stephen Hawking), y de miembros de comunidades indígenas. Se puede dividir claramente en tres partes. La primera relata la situación ambiental actual y está condimentada con imágenes de catástrofes naturales de los últimos tiempos, con el huracán Katrina a la cabeza.
La segunda, en la que mezcla las cuestiones del cambio climático con contaminación de los mares, explica cómo fue que se llegó a la situación actual de deterioro ambiental. Y recién en la tercera se hace una prospectiva de cómo debería actuar la humanidad para evitar una catástrofe que cataloga de inminente. “Somos la última generación que puede hacerlo”, desliza un solemne DiCaprio.
Cambios. Según la tesis del filme, la situación es que la población del planeta es muy superior a la que podría sobrevivir si sólo se apelara a la energía que envía el Sol. “Podrían vivir entre 500 y 1.000 millones de personas, pero hoy somos más de 6.000 millones”, afirma el escritor Thom Hartmann. El salto se dio sólo gracias al combustible fósil.
Luego de presentar un panorama sombrío, con el colapso mundial esperando casi a la vuelta de la esquina, la película da un giro importante hacia el optimismo. Después de criticar el consumismo de los norteamericanos, dice que es posible el cambio, y pone como ejemplo la reconversión industrial de Detroit en la década de 1940 para combatir a la Alemania nazi. Por eso, señala como imprescindible una reconversión de la industria para que los nuevos diseños tengan en cuenta formas distintas del uso de la energía.
Tampoco deja de señalar que una parte importante del cambio está dentro de cada uno de nosotros. Ahí es cuando las opiniones dejan de ser de los científicos y pasan a los políticos o a los líderes religiosos o indígenas.
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