sábado, 30 de agosto de 2008

"A los políticos les encantan los dibujos y me piden los originales"


Premiado en Francia, la meca de la historieta, Gabriel Ippóliti publica sus trabajos en el Diario de Funes y La Capital y asegura que
"no hace falta vivir afuera para trabajar en el cómic"

Santiago Baraldi
sbaraldi@eldiariodefunes.com
El Diario de Funes

La maestra de preescolar le decía a su madre que no le hiciera los dibujos. No podía creer que esos trazos sean de un niño tan creativo. A tal punto que la directora del Colegio María Auxiliadora lo llevó a la dirección para que hiciera un dibujo delante de ella. De ahí en más el lápiz lo acompañó siempre. Gabriel Ippóliti es un verdadero autodidacta que se dejó influir por los grandes maestros del dibujo y la pintura. Ya más grande llevó con timidez sus trabajos a Roberto Fontanarrosa, quien no salía de su asombro ante tanto talento para el trazo. Ippóliti nació en 1964, inició su carrera profesional en 1986 al entrar a trabajar en una agencia de publicidad y a partir del año siguiente extendió su trabajo como diseñador gráfico y publicitario a otras firmas y agencias, además de cultivar el diseño textil.

En 1998 empezó a colaborar para el diario La Capital, con ilustraciones y caricaturas de personajes célebres del momento, para el que llegaría a elaborar un promedio de dos dibujos a la semana. Ha -cultivado además la ilustración de libros infantiles, y en historieta, además de los dos álbumes realizados con Agrimbau, La burbuja de Bertold y Le grande Toile, ha colaborado para la mítica revista Fierro y claro, lo hace con El Diario de Funes cada semana recogiendo elogios de quienes no saben que es su vecino.

-Seguro que cuando decís que dibujas te dicen, "sí, ¿pero de qué trabajas"?
Sí, totalmente. Nunca creí que me iba a dedicar y a vivir de esto. Después del secundario hice tres años de ingeniería, pero siempre me tiró el dibujo. Después ingresé a trabajar en agencias de publicidad donde realmente aprendí muchísimo. Arranqué en la agencia Forma, la misma en la que comenzó el Negro Fontanarrosa. Trabajando en las agencias hice la colimba. Entré porque sabía dibujar, pero allí aprendí técnicas como armador y distintas cosas ligadas a la gráfica. No había computadoras y había mucho para dibujar.

-¿Cómo influyó la computadora respecto al trabajo en el tablero?
La computadora fue reemplazado un montón de cosas. Hay programas excelentes para nuestro trabajo. Hay cosas que hago a mano y otras en la compu.

-Después del trabajo en agencias, ¿cuándo te independizas?
Quería dedicarme exclusivamente al dibujo y entré a trabajar en una fábrica de ropa. Hacía ilustraciones para remeras hasta que se presentó la posibilidad de dibujar para el diario La Capital, comencé haciendo ilustraciones para notas de interés general y luego los editoriales de los días domingos. Comenzaron a encargarme caricaturas y hubo momentos de mucho trabajo.

-¿Los políticos después piden los originales?
Sí, Reutemann, Obeid, Binner... no me los piden directamente a mí, pero ellos los tienen. La verdad que siempre he trabajado con respeto, no hay mala intención en esas caricaturas. Pero les encanta verse, saber cómo lo hiciste...

-Siempre se dice que una imagen vale más que mil palabras, muchos de tus dibujos en los editoriales o en las páginas de nuestro diario consiguen esa síntesis, se hace difícil leer una nota cuando el dibujo lo dice todo.
Bueno, es verdad, pasa. A mí me llega el escrito, lo leo y dejo que se disparen las ideas con total libertad. Nunca tuve problemas de censura ni autocensura. Uno ya sabe cómo manejarse, los límites para no herir a nadie. Se hace la ilustración a partir de la lectura. A veces sale rápido y otras cuesta más, pero es cuestión de práctica. De lo más ridículo puede surgir un buen dibujo. Es cuestión de no reprimirse.

-En el caso del cómic, ¿cómo es la relación con el guionista?
Estoy trabajando para una editorial francesa con historietas cuya producción me lleva un año. Una vez que leo la historia habló con el guionista, Diego Agrimbau, e imaginamos cómo debe ser. Por ejemplo, el personaje central de la historia, después el entorno, si esa historia transcurre en un tiempo histórico determinado. Estudio mucho la característica de esa época, su escenografía y ahí tenes que documentarte, cómo eran sus construcciones, la ropa, etc.

-¿Francia es la meca de la historieta?
Sí, publicar allí es jugar en primera. De hecho hemos ganado premios a Mejor Historieta Ciencia Ficción en Nantes con "La burbuja de Bertold". En Europa lo principal es Francia, el mercado más grande. Después está Estados Unidos. Ahora me han invitado de la revista Heavy Metal. Me ofrecieron mostrar mis trabajos en una especie de promoción donde en tres o cuatro páginas puedo mostrar lo que hago.

-¿Cómo es el público del cómic?
En general muy culto. En Francia la editorial me pidió los originales para exponerlos y además otros trabajos. Luego se me acercaban para comprarlos y me daba un poco de cosa porque no estaba preparado para poner el precio correspondiente. Firmaba los ejemplares y veías tipos intelectuales. Uno, por ejemplo que era restaurador de catedrales góticas, un capo en lo suyo, estaba maravillado con mis trabajos. Hay un mercado que acá no existe.

-¿Pensaste en irte a vivir afuera?
No, no cambio la tranquilidad de mi casa en Funes por nada. Hoy con los mails estás cerca de todo. Es cierto que los arreglos con los editorialistas cara a cara son mejores, pero me va bien trabajando desde aquí. Manejo mis tiempos y me gusta hacerlo por la mañana. Laboralmente por ahí es conveniente instalarte allá, pero hay otras cosas como la familia, los amigos a los que le doy prioridad.

-¿Que dibujantes o pintores han influido en tu carrera?
Sin dudas el norteamericano Norman Rockwell. También Frank Frazzetta, los austríacos Egon Schilele y Gustav Klint. De aquí, Fader, Breccia, Nine. En pintura Velásquez, Rembrant, con sus tratamientos de la luz, y los impresionistas Monet y Renoir. También los he estudiado a todos para conocer sus técnicas. De cada uno se aprende. De chico tenía llegada a las historietas de publicaciones como El Tony o D'artagnan en la que miraba mucho los dibujos. No las leía, un mal vicio de los dibujantes.

1 comentario:

LocaComoTuMadre dijo...

Gabriel es un maestro dibujando, lo conozco, es amigo de mi cuñado, y además buena gente..

éxitos!!!!

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