El siguiente es un fragmento de una lamentable noticia del diario La Capital del dia de hoy, en la cual la nota es acerca de otro accidente de tránsito con victimas fatales.
Me detuve en este comentario porque describe casi a la perfección la conducta del conductor tipo de automoviles: si no te puedo pasar, te paso por arriba.
Tiene también que ver con una nota que posteaba semanas atras, sobre una iniciativa de un grupo de gente que afirma que las autopistas salvan vidas. En dicho post reflexionaba que el problema no es la calle, la avenida la ruta o la autopista. El problema es la gente.
Pasando por arriba
Por Hernán Lascano / La Capital
Uso la autopista a Buenos Aires cada tres semanas hace mucho tiempo. El tráfico más intenso suele ser de Rosario a San Nicolás y de Campana a la General Paz en ambos sentidos. Cuando manejo, siento la mayor tensión en el primer tramo aludido.
En rutas de un carril por mano el mayor peligro se da con vehículos que vienen de frente en maniobras de sobrepaso. En la autopista, sin ese riesgo, hay otros, que no sabemos si es el caso de esta página. Lo provoca la ansiedad de tantos conductores que van por el carril rápido y no desaceleran si tienen un vehículo adelante. Pretenden pasar como sea.
El problema es que el tránsito vial de cargas es tan intenso que hoy es común que el carril de la derecha esté saturado de camiones. Por lo que a la izquierda, a menudo, el vehículo de adelante no tiene cómo abrirse para calmar la ansiedad del demonio que lo apura desde atrás. Esto origina muertes. A veces marchando a 120 kilómetros por hora el espejo retrovisor anuncia que si uno no consigue correrse el de la retaguardia se incrustará en su baúl. Al menor hueco se adelantarán por la derecha.
Es la teoría evolucionista en la ruta. Los más fuertes del camino abriéndose paso. Los de los vehículos veloces. Los que en todo rango valoran al semejante según cuán rápido pueda ir.
La mamá de Ursula Notz, que murió en un accidente en parque Norte en 2005, escribió hace tiempo una carta de lectores a este diario. Decía que siempre la había abrumado el hábito naturalizado de los conductores rosarinos que al girar en una bocacalle en vez de ceder paso a los peatones aceleran. "El tránsito está pensado, programado y favorecido para las máquinas más que para el andar de los humanos", decía Mónica Gangemi, planteando que en otros sitios hay conciencia de que el más débil debe tener prioridad.
Alguien prudente también puede causar una desgracia. Pero acá a los más débiles los pasamos por arriba. En la autopista o en una esquina cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario