Carta de lectores publicada en Diario La Capital de Rosario.
El artículo 14 de la Constitución nacional consagra la libertad de tránsito dentro del país; por lo tanto, su violación constituye un delito. A partir de esto me surgen varias reflexiones. Uno podrá o no estar de acuerdo con la suba de las retenciones al sector agropecuario (en mi caso no lo estoy), pero el mecanismo para intentar subsanar lo que uno o un grupo entiende como una injusticia, no es con un delito, porque así es como poco a poco nos vamos corriendo hacia el camino de la ilegalidad.
Por ende, ningún piquete está bien, ni los de los maestros, ni los organizados por Moyano, D’Elía, los de Gualeguaychú por las papeleras, los de Castells, ni este del campo, porque al fin y al cabo, no deja de ser piquete, y por ende, un delito. Más allá de las diferentes causas que lo provoquen, que pueden ser justas, injustas o piquetes organizados y pagos para obtener determinado fin, el hecho objetivo es el mismo. Ni una buena causa, ni una mala justifica proceder con un delito, porque lo que para unos es injusto, quizá para otros no lo es y utilizar ese criterio es peligroso, porque lleva a la permanente confrontación de grupos con diferentes pensamientos u organización.
El piquete es un delito que no se justifica ni por una medida económica, ni por un fin político, y menos como grupo de choque, ya que para los primeros dos casos existen diferentes mecanismos legales, como la huelga y acuerdos (como el que hizo que baje el precio del tomate el año pasado) o la simple manifestación, como fue el tractorazo al gobierno de Menem.
Miguel Peyrone, emepe_82@hotmail.com
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