domingo, 2 de marzo de 2008

Manejar por puntos

El paisaje costumbrista argentino muestra un modelo que se incorporó a la cultura nacional hace ya cierto tiempo: Esto es, resolver los problemas por vía de lo más fácil, lo menos comprometedor, lo escasamente responsable. Como decía un sociólogo francés de paso por este país hace algunos años: “La resolución de los conflictos y dificultades por medio de la pomposa dialéctica o el desdén por el esfuerzo que conlleva el orden, parece ser un lugar común con efectos que están a la vista”. Y es cierto, este paisaje criollo muestra, sin sonrojarse y a veces ufanamente, la comisión de faltas sin costo serio, el andar a los ponchazos en medio del desorden y la viveza autóctona que muchas veces es violenta y de resultados fatales. ¡Triste modelo de vida cotidiana!.

¿Ejemplos? Muchos, pero vaya uno de las últimas horas: el gobierno provincial ha reflotado una plausible iniciativa, oportunamente elaborada por el actual ministro Antonio Bonfatti, consistente en conceder la licencia de conducir con puntos que se le van quitando a quien infringe las normas de tránsito hasta llegar, eventualmente, al retiro del permiso para conducir.

Y claro, como era de aguardarse, ya han salido los transportistas a protestar. Lo mismo ocurrió en Capital Federal con Hugo Moyano a la cabeza, el mismo que oficialmente acordó con el gobierno un aumento salarial testigo para su sector del 19,5 por ciento (aunque dicen que lo cierto es que es más si se consideran ciertos plus, pero que gobernantes y sindicalista han silenciado por razones...). Pero ello es al margen, lo cierto es que los transportistas temen que se los penalice, que se les retire la licencia de conducir al alcanzar determinados puntos en razón de las faltas cometidas. Dice la noticia: “El proyecto provincial de otorgar las licencias de conducir con un puntaje que penaliza las infracciones, trastabilló a partir de las quejas de los choferes de servicios públicos que temen quedarse sin carnet por acumular faltas leves "inevitables" al circular muchas horas por las calles.

¿De qué faltas leves e inevitables se habla aquí? ¿Del detener el colectivo o el taxi en la senda peatonal (como es costumbre) y denigrar y poner en riesgo la integridad física del peatón? ¿De cruzar la esquina imponiendo la ley del más fuerte? ¿De la excesiva velocidad y maniobras peligrosas que realizan muchos vehículos del transporte público y privado? ¿De la ira, el enojo y hasta el patoterismo que es notorio en ciertos conductores?

El imperio del desorden. Lo que ocurre, estimado lector, es que esta es la Argentina del desorden, de la falta de seriedad y de la vigencia lamentable de la impunidad. Es la Argentina de aquellos que quieren que todo siga así, mal, con las consecuencias que se conocen, que en materia de tránsito es la cotidiana y cada vez más profunda desgracia que se vive en las rutas y en las calles de las ciudades.

El lector ya habrá realizado el ejercicio de observar, parado en una esquina, cuantas y cuan importantes son las infracciones cometidas por conductores de toda laya, algunos de los cuales manejan en el sistema público del transporte sólo porque estamos en Argentina. En otros países, adelantados y ordenados, no sólo que no podrían estar al mando de un vehículo, sino que tendrían serios problemas para conducirse en la vida personal. Por ejemplo: en algunos países, a quien se le retira la licencia le resulta imposible acceder a créditos y la ausencia del carnet llega a ser tan importante como el retiro del propio documento de identidad. Los infractores figuran en una suerte de “veraz” y ello les impide ciertos beneficios del que gozan los demás ciudadanos. Hemos observado, por ejemplo, que en Norteamérica el actor Kiefer Sutherland estuvo varios días preso por manejar con cierto grado de ebriedad. En la Argentina, por el contrario, se garantiza la impunidad de un conductor de semejante calaña que pone en riesgo no sólo la propia vida, sino la de otras personas.

Proyecto importante. El proyecto de Bonfatti, según expresa la noticia publicada por este diario, fue presentado en el año 2005 cuando el actual ministro era diputado provincial, “con la idea de combatir la imprudencia y generar conciencia vial entre los conductores. Básicamente, ilustra la información, consiste en otorgar 5 puntos por año de licencia (un conductor que saca el carnet por 5 años tiene 25 puntos) y restarlos a medida que se cometan faltas, que están tipificadas en "muy graves, graves y leves". Por ejemplo: una falta muy grave como conducir alcoholizado implicaría 3 puntos menos. La reincidencia puede llevar a la pérdida del carnet”.

Es, a todas luces, un proyecto importante, que coadyuvaría sin lugar a dudas a poner algo de freno a un problema que está costando heridos y vidas. Un proyecto necesario, habida cuenta de que esta es una sociedad en donde algunos carecen de buena voluntad y, por tanto, es menester obligarlos a encauzarse en el respeto y observancia de ciertas normas y principios básicos de convivencia que parecen ignorar.

Números que aterran. Las verdaderas cifras de muertos en accidentes de tránsito en los últimos años, dadas a conocer por organizaciones no gubernamentales que siguen de cerca este grave problema, son verdaderamente aterradoras. Decimos “verdaderas”, porque en este país, además, se ha acudido a la nefasta práctica de la solución de los problemas por vía del ocultamiento de ciertos datos. Todo vale a la hora de no macular la imagen de los dirigentes.

Si se falsean los índices sobre la inflación ¿por qué no se habrán de ocultar los números de muertos por la mano de los delincuentes o los números de fallecidos en accidentes de tránsito?

La prestigiosa Asociación Civil Luchemos Por la Vida da cuenta de estas estadísticas: en el año 2000, por ejemplo, la cantidad de muertos por accidentes de tránsito fueron 7.545. En la provincia de Buenos Aires hubo 2.664; en Santa Fe 695; en Córdoba 667.

Pasaron los años y la apabullante cifra no mermó, al contrario, y en todos los años nuestra provincia obtuvo un triste y penoso segundo puesto detrás de Buenos Aires. Año 2006: total de muertos en el país, 7.557; en Buenos Aires 3.062; en Santa Fe 643. El año pasado el total de muertos fue de 8.104 personas; en Buenos Aires 3.104; En Santa Fe, 707.

En los últimos siete años, estimado lector, han muerto como consecuencia de accidentes de tránsito no menos de 49.000 personas. Muy penosamente, las cifras de los dos primeros meses de este año muestran un índice ascendente. Y, al mismo tiempo, y como decía el francés de marras: “pomposa dialéctica, pero nada más”.


Carlos Duclos

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