Los productos de la fiesta religiosa aumentaron más de lo que dice el INDEC. El Gobierno anunció acuerdos para el pescado. Tamara Florin. Crítica Digital.
“Si me acerco a un huevo, lloro”, contó Jorge Vadra, un padre de familia que se ríe, todavía, por no lagrimear. “Es que ya no sé qué hacer. Mi mujer compró varios huevos de Pascua, como todos los años, y me costaron tanta pero tanta plata que estoy pensando en cambiar de religión.” Los comentarios indignados de los consumidores debido a los aumentos en los precios de la canasta de Semana Santa se acumulan. Se estima que el incremento general del paquete de alimentos tradicionales llega a un 40 por ciento.El lunes, la Secretaría de Comercio Interior anunció un acuerdo que fijaba el precio de la merluza y del calamar, dos de los productos básicos de la mesa religiosa. Pero hasta ahora nadie –ni las asociaciones de consumidores ni los relevamientos espontáneos de los ciudadanos ni la recorrida realizada por este diario– encontró los precios prometidos, que son disímiles y que varían según la zona.
Para los chocolates, mientras tanto, no hubo acuerdo y sus precios están en las nubes. Los huevos de Pascua se venden un 27% más caros que en 2007. Según un relevamiento de Consumidores Argentinos, el huevo Bon o Bon de 110 gramos cuesta 12,95 pesos. El año pasado estaba a 9,99. El Georgalos pasó de 4,99 a 5,59. El conejo de Bon o Bon de 100 gramos aumentó de 5,99 a 8,45. El Cabsha de 50 gramos fue de 3,25 a 4,35. “Además, los precios fluctúan según el lugar de venta. Nosotros ya ni sabemos cómo hacer el relevamiento, porque el mismo producto tiene diferentes precios en cada lugar. Pero también varían según el día y hasta cambian a la hora en que se venden”, dijo Osvaldo Bassano, presidente de la Asociación de Defensa de los Derechos de Consumidores y Usuarios (ADDUC) otra de las entidades que relevó las subas de precios. “Fui al supermercado porque quería comprar huevos para mi hijo y mis sobrinos”, contó Guillermina Rosito, de 33 años. “Cuestan un huevo, y la verdad que es chocolate berreta, porque la calidad viene siendo cada año peor. A mis sobrinos más chiquitos les compré conejos Cabsha de 40 gramos, que están a alrededor de 5 pesos. A los más grandes me gusta llevarles los de 100 gramos o más, pero están tan caros que no pude. Al final, la festividad religiosa termina siendo una fiesta comercial”, dijo Rosito. “¿Querés que te diga qué pienso?”, dijo Maggie Pierri, de Don Torcuato: “Salgo del supermercado asustada: hoy tuve miedo”.
Zulma Torres, que trabaja en el centro cultural El Perro, de la villa 21-24, Barracas, no sabe cómo hacer para conseguirles huevos a los chicos del centro. “Acá sólo pude comprar un huevo grande y lo compartimos entre todos. Hay organizaciones privadas que nos dan una mano para poder comprar huevitos. Pero este año no apareció nadie porque no pueden cubrir costos altos”, explicó. También habrá que estar atentos al tamaño porque los huevos chicos ahora son muy chicos: varias marcas que vendían productos de 50 gramos ahora venden de 20.
Pero si hay una reina de los aumentos, que merece aplausos, es la rosca de pascua: corona de harina recubierta con crema pastelera, cerezas y huevo, vedette de la sobremesa de la clase media, subió un 43%, según cifras del CEC y ADDUC. La rosca que ilustra esta nota, rosca mediana, costó 30 pesos en una panadería del centro. Pero vecinos del corredor Norte dijeron que en algunos comercios la venden a 40 pesos. En el conurbano Sur, Felisa Pellerano compró una por 27 pesos. “El año pasado, la misma la pagué 20”, dijo.
De acuerdo con el relevamiento de la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina (ADECUA), los pescados y los calamares sufrieron un incremento de entre un 30 y 40 por ciento. El año pasado, el kilo de merluza costaba 15 pesos. Este año no baja de 20. El bacalao aumentó un 40 por ciento. Pasó de 100 a 140 pesos el kilo. Las latas de atún también subieron. De 4,85 a 6,49, en el caso de La Campagnola; de 2,59 a 3,89, las de Ciudad del Lago, y de 4,11 a 5,27, las de Bell´s. Los langostinos están un 31% más caros. “Antes que gastar en los precios de pescado, cocinaré unas verduritas al wok o unos fideos. Con lo que cuesta hoy, prefiero reemplazarlo por otra cosa. ¡Piquete al pescado!”, grita Rosito buscando cómplices, mientras su hijo que lleva en brazos la mira un poco sorprendido.
El lunes, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, acordó con las cadenas de supermercados bajar el precio de la merluza a $12 y el calamar a cuatro pesos. Las asociaciones de consumidores salieron a buscar el precio prometido y no lo encontraron. “Relevamos en todos los supermercados y no lo conseguimos en ninguno”, contó Susana Andrada, del Centro de Educación al Consumidor (CEC). “Lo más cercano que encontramos fue una promoción de Coto en la que ofertan el filet de merluza con espinas y congelado a 12,89, pero sólo por ese día y en cinco de sus 40 sucursales. En Carrefour hay una promoción parecida pero sólo se consigue en la sucursal de San Lorenzo”, dijo Andrada.
Pedro Bussetti, el presidente de Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO), hizo un relevamiento por varias pescaderías. “Todos los mayoristas de pescado nos contestaron que el acuerdo es un chiste”, dijo Bussetti. “No hay que caer en la trampa: hicieron un acuerdo por el filet de merluza sin espinas pero congelado, la gente compra el fresco”. Según Bussetti, este arreglo favorece a los grandes supermercados porque los vendedores minoristas no lo pueden cumplir. La merluza se vende en Mar del Plata a 12,50 el kilo y se le suman 0,30 centavos de flete. A los mayoristas les cuesta 12,80 y le agregan un 15 o 20% de ganancia al venderlo a las pescaderías chicas. “Si el dueño del comercio lo paga 13,80 jamás podrá venderlo a 12, que es el precio acordado por el Gobierno. O sea que la gente que compra el pescado fresco lo encontrará por lo menos a 17 pesos”, dijo Bussetti.
“Te hago una pregunta yo a vos –irrumpió Norberto Acciapaccia, del mayorista de pescados Superfish–: ¿con quién hace los acuerdos el Gobierno? Es irreal lo que salieron a decirle a la gente, porque vender a menos de lo que lo compro es imposible. Con los mayoristas no se arregló nada y con los supermercados tampoco. A no ser que todos ellos, que estudiaron en Harvard, tengan algún secreto mágico.”
Con los calamares la situación es similar. El Gobierno anunció un precio fijo de cuatro pesos que resulta imposible de cumplir. “Yo compro los calamares en Mar del Plata a 3,80 como mayorista, para venderlo a los locales le agrego un 15% por lo menos. No sé qué le va a quedar al dueño del local”, explicó Acciapaccia. Las asociaciones de consumidores dicen que si no hay un método de control efectivo, los acuerdos no resuelven el problema. “‘Que vayan a comprarlo a ese precio a la Casa Rosada’ me contestó el dueño de una pescadería cuando fui a preguntar precios. Y no pude contestarle nada”, contó Bassano. Como los acuerdos no se realizan con actas administrativas, o sea que no existen resoluciones firmadas, no hay un soporte jurídico que permita penalizar a quien no lo cumple ni proteger al damnificado. “No hay a quién reclamarle porque los acuerdos son de palabra, no están firmados. Entonces ¿a quién te vas a quejar?”, conluyó Andrada.
En 2007, el Gobierno también anunció acuerdos de precios días antes de Semana Santa, prometiendo que la merluza con espinas se vendería a 10 pesos el kilo. Pero el arreglo fue por la merluza con espinas. Se dejó de lado el filet sin espinas, el más consumido en esta época. En estas mismas fechas, un año atrás, se denunciaba que los precios acordados no se respetaban. Es decir que la historia se repite y la canasta santa es santa de veras: está en el cielo. Inalcanzable.
Un menú alternativo pero sin merluza ni calamar
Debido a que los precios de los productos de la canasta de Pascua parecen inalcanzables, diferentes entidades de consumidores recomiendan optar por otros más económicos.
Con relación a la merluza, Stella Carniel, de la Asociación Consumidores Argentinos, dijo que "se puede optar por otras variantes como los lomitos de atún o pollos de mar, que cuestan 13,90 pesos el kilo". También aconsejó que, en todos los casos, sería apropiado poner en práctica una cazuela con papas, arvejas y tomates que resultará "más rendidora" para los comensales.
La Liga de Amas de Casa, que dirige Irma Muslera, recomendó "no comprar" pescado a valores elevados y propuso reemplazarlo por otro producto. El titular de la Asociación de Defensa de los Usuarios y Consumidores (ADDUC), Osvaldo Bassano, también sugirió otros alimentos como pastas con salsas de atún (a 7,10 pesos), arroz (a 7,71 pesos) o tartas con caballa que "si bien aumentaron un 27% siguen a precios convenientes".
El conejo de chocolate cuesta entre 4,99 y 8,69 y el huevo Georgalos alcanza los 97,98 pesos. Bassano aconseja que el tradicional chocolate de Pascua -"que no es imprescindible en la liturgia religiosa de las Pascuas"- sea reemplazado por un Bon o Bon o un huevo de pascua más pequeño: "Si los consumidores ven que los huevos de Pascua se encarecen -uno de 145 gramos cuesta entre 13,49 y 15,20-, no es necesario comerlos o se puede sustituir por un Bon o Bon o uno de esos huevos chiquitos que sale 0,90 centavos", dijo el titular de ADDUC.
Pecarás, pero no pagarás de más
"Nadie puede ir al infierno por comer carne en vez de pescado en Semana Santa si está muy caro", dijo durante las Pascuas del año pasado, el vocero del arzobispo de Mendoza, Sergio Buenanueva. El religioso observó que la Conferencia Episcopal Argentina autoriza a los fieles a recurrir a vías alternativas: la abstinencia puede practicarse con la renuncia a beber alcohol o por realizar una obra de caridad como visitar a un enfermo o socorrer a un necesitado o realizar otros actos de sacrificio, como rezar, si es que comer pescado en Pascuas se convierte en privilegio de unos pocos.
Este año el pescado marcó un aumento con relación a 2007. Por eso, el vocero del Arzobispado de Buenos Aires, el padre Gustavo Boquín, coincidió con Buenanueva y recordó que la premisa del Viernes Santo es la del ayuno y la abstinencia para sus fieles: "De nada sirve comer si uno no tiene en cuenta la necesidad del prójimo", dijo. Y ratificó que la Iglesia Católica no obliga a "comer pescado si es muy caro, se puede sustituir. No te vas a hacer más santo por comer pescado".
La Liga de Amas de Casa, que dirige Irma Muslera, recomendó "no comprar" pescado a valores elevados y propuso reemplazarlo por otro producto. El titular de la Asociación de Defensa de los Usuarios y Consumidores (ADDUC), Osvaldo Bassano, también sugirió otros alimentos como pastas con salsas de atún (a 7,10 pesos), arroz (a 7,71 pesos) o tartas con caballa que "si bien aumentaron un 27% siguen a precios convenientes".
El conejo de chocolate cuesta entre 4,99 y 8,69 y el huevo Georgalos alcanza los 97,98 pesos. Bassano aconseja que el tradicional chocolate de Pascua -"que no es imprescindible en la liturgia religiosa de las Pascuas"- sea reemplazado por un Bon o Bon o un huevo de pascua más pequeño: "Si los consumidores ven que los huevos de Pascua se encarecen -uno de 145 gramos cuesta entre 13,49 y 15,20-, no es necesario comerlos o se puede sustituir por un Bon o Bon o uno de esos huevos chiquitos que sale 0,90 centavos", dijo el titular de ADDUC.
Pecarás, pero no pagarás de más
"Nadie puede ir al infierno por comer carne en vez de pescado en Semana Santa si está muy caro", dijo durante las Pascuas del año pasado, el vocero del arzobispo de Mendoza, Sergio Buenanueva. El religioso observó que la Conferencia Episcopal Argentina autoriza a los fieles a recurrir a vías alternativas: la abstinencia puede practicarse con la renuncia a beber alcohol o por realizar una obra de caridad como visitar a un enfermo o socorrer a un necesitado o realizar otros actos de sacrificio, como rezar, si es que comer pescado en Pascuas se convierte en privilegio de unos pocos.
Este año el pescado marcó un aumento con relación a 2007. Por eso, el vocero del Arzobispado de Buenos Aires, el padre Gustavo Boquín, coincidió con Buenanueva y recordó que la premisa del Viernes Santo es la del ayuno y la abstinencia para sus fieles: "De nada sirve comer si uno no tiene en cuenta la necesidad del prójimo", dijo. Y ratificó que la Iglesia Católica no obliga a "comer pescado si es muy caro, se puede sustituir. No te vas a hacer más santo por comer pescado".
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