miércoles, 14 de enero de 2009

Fumigaciones sobre areas urbanas II

Correo de lectores
Página/12

Los medios gráficos de Buenos Aires, han despertado sobre una realidad que se conoce, pero la TV calla, tapa o minimiza en función de no chocar con los intereses de los grandes grupos económicos sojeros, pero nos están envenenando.

La tapa de Página/12 y los artículos de Darío Aranda en páginas 2 y 3 del lunes 12 de enero, no solamente desnudan esa realidad, sino que hacen imputaciones de gravísimos atentados a la salud de la población en distintos puntos del país, de los que no estamos exentos en nuestra provincia, a partir de la explosión sojera transgénica y la ampliación de las fronteras agrícolas dedicadas a ese tan "redituable cultivo".

Junto al avance de la soja, se produce un proceso de deforestación que ha modificado el efecto esponja de nuestra vegetación natural, especialmente con la desaparición de los bosques nativos y modificado el régimen pluviométrico de grandes zonas, hoy castigadas con una casi inédita sequía sin que las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería acusen recibo de las quejas de los pobladores y tomen medidas correctivas urgentes.

Los efectos cancerígenos de las fumigaciones con glifosato y otros agroquímicos, han sido no solamente probados, sino que los daños ocasionados resultan irreversibles a partir de nacimientos con deformaciones, aumento de los problemas respiratorios en amplias franjas poblacionales y multiplicación alarmante de los casos de cáncer en quienes viven cerca de campos sojeros.

Sometidos como en el caso de Andino, que ostenta loteos permanentes en función de un "río marrón y un cielo verde" como marketing inmobiliario y en los límites de un campo sometido a fumigaciones aéreas sobre soja, -entrando al pueblo a la derecha-, los pobladores nuevos compran ignorando el destino o conformación de las explotaciones agropecuarias y los riesgos a que se exponen y sin que las autoridades comunales y provinciales hayan tomado medidas en resguardo de la salud de sus propios pobladores.

Llega a tales extremos la desidia, que es muy probable que lo aquí mencionado sea ignorado, denostado o simplemente se pretenda descalificarlo con la frase: "Nosotros hace cuarenta años que vivimos aquí y nunca nos pasó nada" y se repite en cuanto pueblo o ciudad tenga sembradíos cercanos de este tipo de monocultivo, que en procura de ganancias fáciles contamina sin controles sanitarios y sin que nadie de explicaciones coherentes.

La tapa del lunes de Página/12 es una irrefutable prueba de que aún existen medios de comunicación que reaccionan en defensa de los intereses sociales y van más allá del simple impacto periodístico.

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