Hoy hace treinta años salía a la venta el primer modelo de Walkman, un producto que en poco tiempo revolucionó la forma en la que la gente escucha música desde entonces y que sirvió para crear toda una categoría de mercado nueva.
Se trataba del TPS-L2, basado en el grabador TCM-600, pero eliminando todo aquello que Sony consideró innecesario, incluyendo el altavoz y la capacidad de grabar, y en realidad era un pelín más grande que este, ya que para poder controlar el volumen del canal izquierdo y del derecho independientemente se utilizaban dos controles deslizantes en lugar de la rueda del TCM-600.
Sony barajó varios nombres para el producto, incluyendo Soundabout y Stowaway, pero al final el escogido sería Walkman, que sólo empezaría a aparecer impreso en la tapa del casete de los lotes de producción mas tardíos de este modelo; los primeros sólo ponen Stereo en la tapa.
Aunque al principio las ventas no fueron nada del otro mundo, pronto su popularidad fue creciendo y Walkman acabó por convertirse, igual que por ejemplo el Kleenex, en una marca de producto que pasó al uso común para denominar todo tipo de reproductores de casete portátiles, fueran o no de Sony.
Con el tiempo, Sony se durmió en los laureles y se dejó pillar por la revolución de la música digital, y mientras insistía en el MiniDisc y el Atrac, su formato propietario para la música digital, el mercado se decantó claramente por el mp3 y hoy en día a Sony le está costando horrores volver a hacerse un hueco en este mercado, a pesar de los esfuerzos que lleva haciendo desde hace unos años para utilizar el poder de la marca Walkman aplicándosela a algunos de sus productos capaces de reproducir música en formato digital como el Sony Walkman serie X que reseñábamos hace poco.
¡Qué tiempos aquellos en los que había que decidir qué casetes te llevabas para escuchar durante el día o durante un viaje! Hoy en día simplemente cargas toda tu música -o una buena parte de esta- en tu iPod o similar y el problema pasa a convertirse en qué escuchar.
Se trataba del TPS-L2, basado en el grabador TCM-600, pero eliminando todo aquello que Sony consideró innecesario, incluyendo el altavoz y la capacidad de grabar, y en realidad era un pelín más grande que este, ya que para poder controlar el volumen del canal izquierdo y del derecho independientemente se utilizaban dos controles deslizantes en lugar de la rueda del TCM-600.
Sony barajó varios nombres para el producto, incluyendo Soundabout y Stowaway, pero al final el escogido sería Walkman, que sólo empezaría a aparecer impreso en la tapa del casete de los lotes de producción mas tardíos de este modelo; los primeros sólo ponen Stereo en la tapa.
Aunque al principio las ventas no fueron nada del otro mundo, pronto su popularidad fue creciendo y Walkman acabó por convertirse, igual que por ejemplo el Kleenex, en una marca de producto que pasó al uso común para denominar todo tipo de reproductores de casete portátiles, fueran o no de Sony.
Con el tiempo, Sony se durmió en los laureles y se dejó pillar por la revolución de la música digital, y mientras insistía en el MiniDisc y el Atrac, su formato propietario para la música digital, el mercado se decantó claramente por el mp3 y hoy en día a Sony le está costando horrores volver a hacerse un hueco en este mercado, a pesar de los esfuerzos que lleva haciendo desde hace unos años para utilizar el poder de la marca Walkman aplicándosela a algunos de sus productos capaces de reproducir música en formato digital como el Sony Walkman serie X que reseñábamos hace poco.
¡Qué tiempos aquellos en los que había que decidir qué casetes te llevabas para escuchar durante el día o durante un viaje! Hoy en día simplemente cargas toda tu música -o una buena parte de esta- en tu iPod o similar y el problema pasa a convertirse en qué escuchar.
NdB: Este post de microsiervos me trae muchos recuerdos; tuve la oportunidad de utilizar este producto en la decada del 80 y el sonido era simplemente es-pec-ta-cu-lar para la época. Claro, para los que hoy utilizamos un iPod esto es una pieza de museo, pero bien vale el recuerdo para un producto que sin dudas revolucionó la industria de la música y se transformó en lo que en marketing se llama "un genérico".
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