El privilegio y la distorsión de pertenecer
Por Juan Pablo Varsky
Especial para canchallena.com
"Cayó el Muro de Berlín sobre las transmisiones del fútbol", dijo la diputada Delia Bisutti, siempre crítica a la gestión de Julio Grondona y al contrato que acaba de morir. Tras la firma con la AFA en 1991, el eje Torneos - Clarín fue creciendo exponencialmente. Cada uno en su dimensión y en sus objetivos. Los canales de cable, los contenidos deportivos y los nuevos espacios. Con derechos y producción garantizados.
Fueron más de 15 años de discurso dominante. En 1994, se creó TyC Sports. Estaba la radio La Red. En 1996, Olé. En 1997, Fox Sports con programación local. Todos medios ramificados de aquel acuerdo, tentáculos del pulpo. La exclusividad de las producciones deportivas en todos los canales abiertos. América, Canal 7, Canal 9, Telefé, Canal 13. La señal PSN, en su corto ciclo de gloria. Se generó tal dependencia laboral que si no trabajabas ahí, no existías. Se redujeron las oportunidades, se callaron otras voces…. Sólo dos decidieron no pasar por aquella puerta: Víctor Hugo y el Ruso Verea. Todos los demás hemos sido testigos: estuvimos o estamos ahí. Hasta Cherquis Bialo, el vocero de la AFA que anoche anunció la histórica rescisión, trabajó en Tribuna Caliente y en PSN. Torneos y Competencias cambió de dueños y de gerentes. Ya no es una idea de Carlos Ávila pero la T siempre está ahí, antes de cada programa. Y eso seguramente cansó, hartó. Aunque algunas cosas y algunas personas fueran diferentes, la sensación era figurita repetida: otra vez, siempre lo mismo.
El mensaje de Martín, un oyente de No somos nadie, me hizo pensar: TyC (o Clarín o TyC Sports, quien fuera) ha hecho las cosas lo suficientemente mal durante 15 años, como para que todo el mundo los critique. No los quieren los hinchas, no los quieren los clubes, no los quieren los dirigentes. Solamente los jugadores están dentro de su negocio. Han deformado el periodismo deportivo, han tomado de rehenes a los goles, han hecho todo mal, ok...A bancársela...
Cuando uno está en ese lugar, todo le parece normal, casi natural. La restricción de los goles, los codificados, la radio por televisión. Es muy difícil registrar el afuera. Pertenecer tiene ese privilegio y esa distorsión.
Afuera muchos hinchas acumulaban bronca. Mucha bronca. A veces injusta. Creo que los agravios personales y arteros hablan mucho más de quien los dice que de quien los recibe. Otro día voy a escribir sobre la peligrosa intolerancia, la tendencia al insulto fácil y descalificador, de la impunidad para difamar, de la falta de respeto y educación; de los mensajes con mayúsculas pero sin fundamentación. De ese comportamiento del estilo "yo pago mi entrada y tengo el derecho de insultar y hacer lo que quiera". Pero hoy no es el día. Hoy voy a ser torero y no toro. Vuelvo a esa bronca. Legítima. Esa bronca expresa el hartazgo de ese discurso que fijó pautas de comunicación y reglas de juego durante 15 años. Hoy, esos hinchas, que son muchos, estallan de alegría. Y no les importa que la persona que haya tomado la decisión sea la misma que puso la piedra fundamental del monopolio. Hoy Grondona no es El Padrino. Es Robin Hood.
Es tal la euforia que es imposible la reflexión. Es tal el éxtasis que no importa que recordemos todos los pecados del presidente de la AFA, su perverso sistema de recaudación, acumulación, reparto y dependencia. Su manejo despótico, la sumisión de los clubes. Hoy intentar cuestionar a Grondona se parece mucho a oponerse a la declaración de la guerra de Malvinas el 2 de abril del 82 o criticar al default anunciado por Adolfo el efímero en diciembre de 2001.
"Hoy no, JPV. Hoy les sacó el fútbol a ustedes, a comerla. Hoy no queremos entender nada. Hoy queremos festejar. Sabés lo que era para mí no tener guita para el codificado y tener que irme a un bar…Sabés lo que era tener que esperar al domingo a la noche para ver a mi equipo que había jugado el viernes. Sabés lo que era bancarme que dieran tres minutos de mi equipo. ¡Nada más que tres minutos…! No me vengas con la calidad de imagen, con el fílmico, con las transmisiones ejemplares. No me hablés del laburo de los directores, de los productores, del equipo técnico…No, hoy no. Quizás mañana venga otro monopolio. O no me guste nada la producción de los partidos. Pero hoy no me interesa nada de eso. No sé si será Canal 7, Encuentro, Telefé o Cartoon Network. No me importa. Hoy no quiero saber si realmente el Estado lo televisará por diez años o si se trata de un puente para pasarlo a otras manos privadas de viejos conocidos del medio y nuevos amigos del poder. Hoy, no. Hoy quiero ver sus caras por TV, escucharlos por radio, leerlos en el diario. Quiero divertirme con sus broncas, con sus llantos, con sus operaciones. No me vengas con que TyC Sports y TyC son cosas distintas. Son la misma basura. Se hubieran acordado antes. No me expliques el negocio del cable ni el del fútbol. No me expliques nada. Todos los que trabajan ahí son iguales. No diferencies entre el tipo que gana una fortuna y el asistente que recién arranca. Ahora jódanse"
Así de radical, está el ambiente. En ese sentido, esto sí es una revolución.
Hoy no tiene sentido hablar de los asuntos pendientes: la administración de los clubes, el manejo racional del dinero, la idoneidad de los dirigentes, la seguridad en los estadios, los mismos estadios, la batalla cultural para aceptar la derrota como episodio posible, la intolerancia a los malos resultados, los barra bravas como factor de poder, el pánico que le tienen a Grondona, sus manejos en el Colegio de Árbitros y en el Tribunal de Disciplina, la falta de control sobre el manejo de los clubes, las deudas, los déficits, la reestructuración de los campeonatos, calendarios y categorías…No, hoy no. Hoy, Don Julio es rubio y de ojos celestes. Recién mañana o pasado, volverá a ser Grondona.
La euforia es una sensación tan corta como intensa. Interrumpir el momento eufórico de una persona es prácticamente imposible. Acaso ese haya sido el gran error de estos días. No es momento para contextualizar, para argumentar, para explicar, para ayudar a entender lo que está pasando. No. Hoy no importa nada de eso. Hoy, muchos hinchas, cansados de ese mensaje único, quieren festejar. Entre los piedrazos -justos o injustos, hoy no importa-, hoy hay que hacerse cargo de este "Muro de Berlín" que acaba de caer.
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