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viernes, 16 de octubre de 2009

Maradona y las palabras


Por Marcelo Gantman (*)
Especial para canchallena.com


Diego Maradona se paró antes los movileros y cronistas apostados en el Congreso de la Nación y dejó su mensaje en el velatorio de Mercedes Sosa: "Se murió la Diosa de la Libertad...". Era la noche del domingo 4 de octubre y con esas palabras Maradona sintetizaba como pocos el significado artístico y popular de la cantante tucumana. Diez días mas tarde, en Montevideo y ante un acontecimiento deportivo portador de felicidad, el mismo Maradona soltaba su exabrupto de proporciones planetarias . Se trataba de otra síntesis, pero esta vez desde la cima del rencor y en guerra declarada contra todos y cada uno.

Una calentura del momento que no fue tal, puesto que menos de 24 horas más tarde ratificaba sus palabras , no deja de formar parte de una decisión tomada por Diego Maradona. En lo que tal vez sea su mayor éxito dentro del fútbol desde que no es futbolista, el técnico de la selección prefirió que la revancha ocupara un espacio de privilegio frente a la alegría por el objetivo conseguido con las dificultades del caso: la selección bajo su conducción ganó 4 partidos en las Eliminatorias y perdió otros cuatro. Efectivamente las cosas son blanco ó negro en su visión de la realidad como teclas de piano. El empate es el gris del fútbol.

Diego Maradona hizo esfuerzos para ser cuidadoso con el uso de las palabras en la conferencia de prensa internacional en Montevideo, en la noche en la que exhibió su masculinidad de reggeaton. Cuando ante una amable pregunta acerca de cuales cosas le gustaron y cuales no sobre su proceso al frente del equipo, el técnico de la selección se quejó por la utilización del término: "No hablemos de proceso, esto no es un proceso...", comentó. La alusión sin dudas remitía al nombre de fantasía que tuvo la dictadura militar como Proceso de Reorganización Nacional. Segundos después de un forzado recurso del idioma para referirse a los detractores, Maradona cuidaba el valor simbólico de las palabras. Paradojas del discurso, los centros de detención del gobierno militar eran conocidos como "chupaderos". Las palabras a veces juegan solas y patean para el arco contrario.

No es tan interesante posarse en el uso antojadizo y arbitrario de las palabras sino la intención que llevan en su carga. Diego Maradona eligió la agresión verbal en su nuevo instante de gloria ,aunque la selección no haya hecho del triunfo 1 a 0 contra Uruguay un espectáculo que hubiera valido la pena recomendar. La identificación de Maradona con el modo de ser argentino ha merecido anàlisis de todo calibre. Pensamientos profundos y berretas. Ideas complejas y expresiones simples y abarcadoras como la que alguna vez usó el escritor Osvaldo Soriano: "Maradona es la Patria en pantalones cortos...".Por eso es que Diego Maradona entiende que cualquier comentario en su contra deriva en un comportamiento antiargentino aunque sean argentinos los que opinen. Producida la crítica (esa sobrevalorada manera de creer que se hace algo cuando en realidad solamente se opina sobre lo que otros hacen) Maradona entra en estado de beligerancia y empieza a pelear su propia guerra. No se permite un segundo de paz.

Maradona ha dicho a lo largo de su carrera futbolística cosas peores y cosas mejores. No importa. El asunto es que en esta oportunidad sus declaraciones no corrieron por su cuenta y orden sino que tienen un marco institucional como técnico de la selección argentina. Diego Maradona ocupa un lugar en una estructura que si en poco tiempo no sale a enmendar el error no estará más que avalando esa manera de decir y hacer. No se ven señales sobre que la AFA quiera corregir el exabupto porque algunos dirigentes ni siquiera ven un exabrupto en esas palabras.

"En esta selección, al que tira un caño, le tienen que regalar un auto...", dijo Diego Maradona en 1998 sobre el estilo de juego de la selección de Daniel Passarella. No es desacertado utilizar una opinión de Maradona para describir como juega la selección de Maradona.


(*) Marcelo Gantman es además periodista deportivo
en el programa "Cual es?" de FM Rock&Pop


jueves, 15 de octubre de 2009

El enemigo está; el equipo está por verse

Daniel Arcucci
darcucci@lanacion.com.ar
http://www.canchallena.com/1186542-el-enemigo-esta-el-equipo-esta-por-verse

MONTEVIDEO.- Era un riesgo, tan previsible y tal vez tan grande como la mismísima temida eliminación del Mundial, esa que se había transformado en una pesadilla recurrente para el futbolero argentino medio.

Era un riesgo, cómo no, que un triunfo -ya ni siquiera un "milagro en el Centenario" como aquel "milagro en el Monumental"- barriera bajo la alfombra del triunfalismo por la clasificación -final y afortunadamente conseguida-, todos los corregibles errores que se habían ido amontonando en los últimos tiempos, en la espera de replanteos.

Y lo que era un riesgo latente se convirtió en una realidad preocupante: no hubo, no hay, no habrá autocrítica. Más bien, o más mal, todo lo contrario: hubo, y habrá, un brutal ataque a un enemigo, en este caso el periodismo que criticó.

El tremendo abrazo entre Diego Armando Maradona y Carlos Salvador Bilardo, con las lágrimas saltándoles de los ojos y la rabia estallándole en las bocas, al pie de la tribuna Colombes donde el grupo de argentinos festejaba el triunfo sobre Uruguay y la clasificación, fue tal vez el primer indicio del camino encontrado. O reencontrado..

"¿De qué distanciamiento hablan, ustedes?", "¿Qué diferencias sugieren, ahora?", "¿Qué pelea se inventaron?", "¿Qué cambios suponen?"

Maradona y Bilardo están allí, en el corazón del Centenario, tras la clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010, en esa foto que recorrerá el mundo digitalizada y en colores, como hace 25 años estuvieron, en papel y blanco y negro: un abrazo igual -"igual, igual", repetiría el Doctor en su particular lenguaje- coronó otra sufrida clasificación, entonces en el Monumental y para el Mundial de México 86, "que todos saben cómo terminó".

¿Delirio místico? ¿Realismo mágico? ¿Y a ellos qué les importa cómo se lo califique?

Les importa que se encontró un enemigo, un combustible nada espiritual, pero siempre necesario en las gestas maradonianas. Al fin y al cabo, hace casi exactamente un año, el día de la presentación, Bilardo mismo lo había pedido: "Esto está demasiado flu , nos tienen que pegar más duro, nos tienen que criticar. Si no, no sirve?".

Les importa, y claro que es importante, que se haya logrado la clasificación. Eso esta hecho, pero es una pena que tape todo lo que queda por hacer.

Aquella historia de hace un cuarto de siglo, es cierto, terminó con una bandera en el Azteca: "Perdón, Bilardo, gracias". Había un plan y un equipo, no sólo un enemigo.

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