Por Belén Travesaro / La Capital
En un mundo cada vez más tecnologizado, se corre de un lado a otro, siempre cargado de actividades y con el teléfono celular a cuestas, sin poder parar, escucharse a uno mismo y encarar proyectos que llevan su tiempo. Para exponer sobre este y otros temas Sergio Sinay —especialista en vínculos humanos y escritor— pasó por Rosario y dio una verdadera lección de vida.
"Vivir o dejarse llevar: del vacío existencial a la construcción de una vida con sentido" fue el título de la conferencia que Sinay dio el pasado 3 de abril en el marco de un encuentro de la Asociación Soltar Amarras (abocada al tema del pánico, fobias y depresión) realizado en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. En esa oportunidad dialogó con Mujer acerca del desencuentro generalizado con uno mismo y con los demás.
—¿Cuándo aparece el vacío existencial?
—A diferencia de los animales los seres humanos tenemos conciencia y nos preguntamos por el sentido de la vida. A la especie animal le alcanza con comer, reproducirse y conservar su vida. Es como si la vida nos preguntara ¿qué vas a hacer conmigo? Cuando no se encuentra el sentido de la vida aparece la angustia o el vacío existencial. La persona no se siente en paz y vive insatisfecha a pesar de que en su búsqueda cambia de pareja, auto o teléfono celular.
Ante esta situación están los que van para donde los lleva la corriente haciendo lo que realizan los demás, los que le dan la vida a alguien para que se las gestione (puede ser un gurú, un caudillo político o un ídolo) y quienes intentan llenar el vacío a partir del consumo.
—¿El malestar en algunos casos puede desembocar en una depresión, fobias o pánicos?
—Sí, efectivamente. En las personas con depresión es como si se interrumpiera el mecanismo del deseo porque se piensa que más allá de los esfuerzos que se hagan nunca se obtendrá lo querido. En la cultura de la felicidad permanente, donde todo tiene que salir bien y pronto, pareciera ser que la depresión es como la peste negra en la Edad Media, cuando en realidad puede ser necesaria para superar una situación dolorosa.
En una sociedad donde se busca la satisfacción inmediata se multiplican las fobias que tienen que ver con el no control, manifestándose por ejemplo en el miedo a viajar en avión.
—¿Hay aspectos de la sociedad que inciden en el desencuentro con uno mismo?
—Las tecnologías, por ejemplo, que en lugar de estar al servicio de la vida, la vida empieza a estar al servicio de ellas. Ejemplo de ello es cuando los médicos prolongan la vida de pacientes terminales. Además, se ha ido poniendo más el acento en las formas que en el contenido de la vida a punto tal que la identidad está dada por lo que se tiene y no lo que se es. Esto lleva a una búsqueda incesante de lo material, porque siempre algo falta.
—¿Cómo hacer para construir una vida con sentido y no dejarse llevar?
Para Carl Jung "el sentido de la vida consiste en hacer todo aquello que nos permita ser quienes somos". Somos infelices porque no estamos siendo lo que somos.
Cada uno de nosotros es un individuo único, inédito, con luces y sombras para conocer. Si consigo aceptar las facetas mías que no me gustan e integrarlas podré encontrarme en paz conmigo mismo. Pero para llegar a ese estado hace falta mucho trabajo. No hay que buscar la respuesta final, es la construcción lo que precisamente le da sentido a la vida.
—¿Estamos en este camino?
—La verdad es que no, estamos distraídos. Hay un gran desencuentro que produce insatisfacción y malestar. El otro se va convirtiendo en una molestia, obstáculo y hasta en culpable por lo que no me da. Nadie vino a este mundo para hacer felices a otras personas.
Podemos hacer feliz al otro pero como consecuencia de la propia búsqueda. Un hijo no viene al mundo a hacer feliz a los padres sino a ser quien es. Para los padres la mayor felicidad debería ser que el hijo sea quien es. Muchas veces confundimos calidad de vida con un plasma de 40 pulgadas, un auto con aire acondicionado o un teléfono que saca fotos, cuando tiene que ver con la posibilidad de vivir una vida elegida.
—¿De qué manera darle sentido a la propia vida?
—Haciéndose cargo, saber que mi elecciones a lo mejor a alguien no le gustan, pueden generar resistencias en los demás, lastimar las expectativas de alguna persona, obligarme a pasar por algunas privaciones o tener que esperar. Llevar adelante una vida elegida es hacerse cargo de las consecuencias de las propias acciones.
—¿Qué papel juega el otro?
—En las cosas que le dan sentido a la vida siempre aparece el otro, quien es un fin en sí mismo y no un medio. Aunque hoy en los vínculos de pareja, familia, trabajo, amigos, política, se extiende cada vez más la idea de que el otro es un medio útil para algo. Con frecuencia escucho decir "si no me sirve lo descarto, lo dejé porque no me servía". Nos vamos desvinculando, aislando del otro. Cuando el otro se convierte en un medio para nuestros fines deja de ser visto como persona. Esto genera un vacío y angustia existencial enormes que nos vuelve insatisfechos.
Los vínculos personales son artesanales y llevan tiempo. Para relacionarse hay que detenerse a hablar, escuchar, preguntar, sentir. La construcción de un vínculo es la construcción del amor y esto requiere de responsabilidad, lo que lleva al aumento de la confianza y de la libertad personal.
—¿Qué primer paso podemos dar para tener una vida más acorde a nuestras necesidades?
— La incertidumbre y el conflicto son parte de la vida. Cuando esto no está incorporado experimentamos trabas para empezar a vivir vidas elegidas. Vivimos en una sociedad que necesita certezas y no le da espacio a la pregunta, donde somos controlados y controladores. Desde la existencia del teléfono celular pareciera ser que los seres humanos perdimos el derecho a no estar.
—¿Qué le da sentido a su vida?
—Entre otras cosas, la escritura. Me permite desarrollar una potencialidad personal con la que me siento comprometido. Es un puente de comunicación, posibilita que mis reflexiones y aprendizajes puedan ser transmitidos a los demás.
Un filósofo y escritor norteamericano, San Keen, dice que uno siempre escribe e investiga sobre aquellas cosas que necesita aprender. Mis libros más que respuestas son despertadores de preguntas.
Pautas para vivir mejor
Si bien no hay recetas mágicas para vivir mejor, Sergio Sinay se anima a dar algunas pautas para conseguirlo o al menos intentarlo:
Incorporar la idea de que no hay una vida que nos está esperando sino una que nos hace preguntas para construirla. Se trata de una construcción que necesita tiempo. Cuando se esperan resultados inmediatos aparece la ansiedad, la angustia y la desilusión. Hoy se quiere llegar sin viajar. Conocerse a uno mismo y a los otros lleva tiempo, al igual que el desarrollo de nuestros proyectos y el aprendizaje.
Vivir con más responsabilidad, haciéndonos cargo de las cosas.
El amor y la felicidad son construcciones, nunca son puntos de partida sino de llegada.
La felicidad es la consecuencia de una manera de vivir. El amor es el resultado del tiempo que uno permanece con otra persona construyendo juntos visiones compartidas, aceptando las diferencias.
Si bien no hay recetas mágicas para vivir mejor, Sergio Sinay se anima a dar algunas pautas para conseguirlo o al menos intentarlo:
Incorporar la idea de que no hay una vida que nos está esperando sino una que nos hace preguntas para construirla. Se trata de una construcción que necesita tiempo. Cuando se esperan resultados inmediatos aparece la ansiedad, la angustia y la desilusión. Hoy se quiere llegar sin viajar. Conocerse a uno mismo y a los otros lleva tiempo, al igual que el desarrollo de nuestros proyectos y el aprendizaje.
Vivir con más responsabilidad, haciéndonos cargo de las cosas.
El amor y la felicidad son construcciones, nunca son puntos de partida sino de llegada.
La felicidad es la consecuencia de una manera de vivir. El amor es el resultado del tiempo que uno permanece con otra persona construyendo juntos visiones compartidas, aceptando las diferencias.
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